CADA DÍA LAS ESCRITURAS 7: EL LIBRO DE JUECES
1.- Jueces 1, 1-15: La diferencia entre el libro de Josué (Israel entra victorioso en Canaán) y el de Jueces (Historia de Israel ocupando su herencia) es grande. Aquí se produce la decadencia como también le sucedió a la Iglesia. Si bien, pidamos a nuestro Padre nuestra bendición que refrescará nuestras almas.
2.- Jueces 1, 16-26: Se teme del poder del enemigo, y sus carros de hierro son objeto de espanto (Proverbios 29, 25). Una victoria que no sea el fruto de la confianza divina, nunca será duradera. En la Iglesia, el relajamiento colectivo es el resultado del relajamiento individual.
3.- Jueces 1, 27-36; 2, 1-5: Dios tenía muchos motivos para exigir la total destrucción de los enemigos de Israel. Protección de la influencia de la idolatría cananea. Es necesario huir de ciertas personas, aun cuando se burlen de nosotros. Al comparar la actual debilidad de la Iglesia con su glorioso comienzo ¿no deberíamos asumir una actitud de humillación?
4.- Jueces 2, 6-23: Una nueva generación que no conocía a Jehová, no había experimentado la fidelidad de Dios que sus padres. Si bien, el Señor nos deja algunos años, los más jóvenes de entre nosotros, a su turno, tendrán que asumir sus responsabilidades.
5.- Jueces 3, 1-11: El pueblo empieza por dejar a Jehová, Dios emplea enemigos para despertar su conciencia y al final, el pueblo clama a Dios quien, lleno de compasión, lo libera dándole un juez. La fe posee ua doble certidumbre: el mundo es un enemigo y el mundo es un enemigo vencido.
6.- Jueces 3, 12-31: La vara que emplea Dios para disciplinar a su pueblo es Moab. Esa solemne palabra no es sino su puñal de doble filo que significa la muerte para el malo.
7.- Jueces 4, 1-16: Al norte del país, el enemigo de otros tiempos vuelve a restituirse, bajo el mismo nombre: Jabín, y con la misma capital, es decir, Hazor. Jehová emplea a Débora, una mujer profetiza, una "madre en Israel". Nuestra valentía siempre depende de la confianza que tengamos en el Señor.
8.- Jueces 4, 17-24; 5, 1-11: Sisara huyó a pie y sus 900 carros de hierro no le sirvieron de nada. Creyó hallar asilo en la tienda del censo, pero una mujer de fe le mató. Dios distingue la fe donde nosotros no la vemos brillar.
Cuan lejos está el día en que todo el pueblo cantaba en la orilla del mar Rojo. En tiempos de debilidad oímos dos voces, la de Débora y la de Barac, un hombre y una mujer de fe.
9.- Jueces 5, 12-31: Si el cántico de Débora y Barac atribuye justamente el honor de la victoria de Jehová, cada tribu involucrada en el asunto también debe recibir la alabanza o la reprobación según corresponda.
El Señor no puede valerse de los indecisos, como tampoco de la gente demasiado ocupada.
Cristo vencedor, liberando a los prisioneros de Satanás y luego subiendo triunfante al cielo.
10.- Jueces 6, 1-13: Israel vuelve a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, quien esta vez se sirve de Madián para disciplinarlo.
11.- Jueces 6, 14-27: Gedeón no encontró esa fuerza para vencer al enemigo satánico, pero tuvo que aprender la siguiente lección: "Cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12, 10) y "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4, 13). Entonces, la fuerza en Gedeón le vino de Dios mismo.
12.- Jueces 6, 28-40: Gedeón goza ahora de la paz interior, sin desconocer, al mismo tiempo, los combates que se van a desatar.
13.- Jueces 7, 1-8: Muchos de los hombres adecuados para el combate, se reduce a la meta celestial como muchos los llamados, pero pocos los que entrarán por la puerta estrecha.
14.- Jueces 7, 9-25: Gedeón en su ultimo aliento consiguió vencer al enemigo con la ayuda divina, era quien Dios combatió hasta el último hombre.
15.- Jueces 8, 1-17: Las lecciones de humidad que Dios enseñó a Gedeón han llevado su fruto: está dispuesto a reconocer la parte que otros tomaron en la victoria. Pedro nos recuerda que un espíritu afable y apacible es de gran estima delante de Dios (1 Pedro 3, 4).
15.- Jueces 8, 18-35: Después de la victoria, una serie de sutiles peligros todavía amenazan al siervo de Dios, Gedeón.
16.- Jueces 9 1-25: La parábola del rey de los árboles subraya tres cosas que no hemos de dejar de lado: 1) el aceite del olivo, figura del Espíritu Santo, único poder del cristiano; 2) la dulzura y el buen fruto de la higuera, dicho de otro modo, las obras de la fe; 3) el mosto que alegra a Dios y a los hombres, imagen de los goces d la comunión con Dios y con los hermanos.
17.- Jueces 9, 26-57: Según Isaías, los hombres: "Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos" (Isaías 59, citado en Romanos 3, 15-19).
Hoy en día, la política de los hombres sigue estando caracterizada por la violencia, la mentira y la agitación.
El uno es para el otro como fuego devorador. Se cumple lo que se ha comprobado en toda la historia humana: "Todo lo que el hombre sembrare, es también segará" (Gálatas 6, 7).
18.- Jueces 10, 1-18: Jehová emplea enemigos para castigar a su pueblo díscolo. Esta vez son los filisteos y los hijos de Amón. Dios responde con severidad: "Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os liberen ellos" (v. 14).
19.- Jueces 11, 1-22: Jehová es "Dios perdonador, clemente y misericordioso" (Nehemías 9, 17). Jefté, privado de su herencia y exiliado en un país extranjero, es una figura del Señor Jesús.
20.- Jueces 11, 23-40: Jefté se cree obligado a pagar a Jehová, mediante un sacrificio, su victoria sobre los hijos de Amón. Consideremos una locura de la promesa que hace este hombre. ¡A veces Dios nos deja soportar las consecuencias de lo que decidimos precipitadamente! Las promesas hechas a la liguera puede traer consecuencias nefastas.
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