CADA DIA LAS ESCRITURAS 2: EL LIBRO DEL ÉXODO



1.- Éxodo 1, 1-22: Las circunstancias han cambiado mucho en Egipto entre Génesis y Éxodo. Lo que caracteriza ahora al Faraón y su pueblo es que no conocen a José ¡Aquel que salvó a Egipto y conservó la vida a todo un pueblo ha sido olvidado totalmente! Así procede el mundo actual, del que Satanás es el príncipe. Jesús, el Salvador, no ocupa ningún lugar en la mente y el corazón de los hombres. Las almas están sometidas a una dura esclavitud bajo la cual algunos gimen, pero de la que la mayor parte es inconsciente. El tema del libro del Éxodo es la redención: la liberación del pueblo de Dios arrancado a ese terrible poder. El malvado rey ordena la muerte de todos los niños recién nacidos de los israelitas. Dios se vale de las mujeres que le temen.

2.- Éxodo 2, 1-14: Dios no quiso dejar a los suyos sometidos a la esclavitud. Les dio un salvador: Moisés, figura de Cristo. En la arquilla preparada por la madre de Moisés tenemos una imagen de los cuidados que tienen los padres cristianos para proteger a sus hijos contra las influencias perniciosas del mundo exterior. Moisés se presenta para liberar a su pueblo. Pero su fracaso también nos instruye.

3.- Éxodo 2, 15-25; 3, 1-6: Moisés renuncia a su título y a sus riquezas para visitar a sus hermanos oprimidos. Esos rasgos nos hacen pensar en Jesús, el Hijo de Dios, quien se despojó de su gloria para visitar y salvar a su pueblo Israel. Moisés escoge una misteriosa zarza, Israel era como ésa, probado pero no destruido por el fuego. El fuego de la prueba la de destruir el mal no juzgado que subsiste en nosotros.

4.- Éxodo 3, 7-22: Dios no era indiferente a los sufrimientos de su pueblo. Llega el momento en que va a darse a conocer a los suyos, por medio de Moisés. Vio la aflicción de Israel y oyó su clamor. He descendido para librarlos. Dios descendió hasta nosotros en Jesús y por medio de Él nos liberó. Dios revela su nombre a Moisés. Él es "Yo SOY", Él es, todo lo demás procede de Él.

5.- Éxodo 4, 1-17: Moisés había sido instruido en toda la sabiduría de los egipcios. Ha cesado justamente de tener confianza en sí mismo, todavía no tiene plena confianza en Dios. Debe aprender que, cuando el Señor asigna un servicio, al mismo tiempo da los recursos para cumplirlo. La vara que se transforma en serpiente muestra que, aunque Dios permite que Satanás obre por un momento, Dios siempre está por encima del diablo para anular su poder. La mano que luego de ser introducida en su seno  (el corazón, fuente del mal) es retirada leprosa y después vuelta a sanar, ilustra la potestad de Dios para quitar la mancha del pecado.

6.- Éxodo 4, 18-31: Moisés había actuado antaño sin haber sido enviado por Dios. Ahora que Jehová lo envía. Es necesario que el siervo de Dios ponga orden en su propia casa. Los hijos de Israel creyeron antes de la liberación.

7.- Éxodo 5, 1-14: Egipto ofrece una sorprendente ilustración del mundo organizada sin Dios. El mundo se ha buscado un amo: Satanás, llamado el príncipe de este mundo. El cruel Faraón constituye una notable imagen. Y Satanás se esfuerza por retenerlo y atarlo mediante el aumento de sus ocupaciones para apartar e impedir que encuentre el tiempo para atender las necesidades de su alma.

8.- Éxodo 5, 15-23; 6, 1-8: Faraón no cede nada y exige cada vez más, encuentra placer en la miseria de sus esclavos. El pecado es un tirano que no se modera ni desarma. apenas es satisfecha una codicia cuando ya la otra se hace apremiante e imperiosa. Sólo Cristo puede sosegar total y definitivamente un corazón. "Jehová"
es el nombre que Dios toma en sus relaciones con Israel. Para los patriarcas, Dios Altísimo, poseedor de los cielos y de la tierra. El Padre, ese nombre que Jesús vino a hacernos conocer.

9.- Éxodo 6, 9-30: Dios ha desplegado ante Moisés todo su proyecto de salvación derivado del nuevo nombre (Jehová) que ha tomado para Israel. Yo Jehová: Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, probar que Israel, a causa de la congoja de espíritu.

10.- Éxodo 7, 1-13: Moisés menciona la edad de ochenta años como límite de vida para un hombre vigoroso. A esta edad él mismo va a comenzar su ministerio. Cuando Dios llama a un siervo, empieza por anular su fuerza natural; enseguida le da nuevas fuerzas, las que vienen de Él. Su Palabra hace conocer los "grandes juicios" que caerán sobre los hombres que no se arrepientan. También nos dice cómo hará salir a su pueblo rescatado fuera del mundo para introducirlo en la patria celestial. Las señales al hablar de victoria sobre Satanás (la serpiente) y el pecado (la lepra), podemos ver que son como un resumen del Evangelio.

11.- Éxodo 7, 14-25: El agua nos habla de lo que refresca y da la vida, mientras que la sangre derramada es la muerte. La Palabra ha sido dada al hombre para hacerlo vivir. Todas las fuentes en las que el mundo bebe son pestilentes y mortales. El poder de Satanás imita lo que produce la muerte, teniendo como único resultado el aumento de la miseria de su pueblo.

12.- Éxodo 8, 1-19: Después de las ranas, los piojos llenan el país de Egipto. Los hechiceros esta vez no pueden hacerlo. Su locura es hecha manifiesta. Representan a los cristianos que sólo lo son de nombre, aquellos que tienen la forma de la piedad sin la fe verdadera. Su destino eterno depende de ello.


13.- Éxodo 8, 20-32: La cuarta plaga es de moscas molestísimas, moralmente nos hacen pensar en las maledicencias, en los celos, en todas las fuentes de irritación que envenenan las relaciones domésticas y sociales de las gentes del mundo. Jehová había mandado ir camino de tres días por el desierto. Tres días: el tiempo que Jesús pasó en el sepulcro entre su muerte en la cruz y la mañana de su resurrección.



14.- Éxodo 9, 1-16: Una plaga "gravísima" cae ahora sobre el ganado. Además, una úlcera hace erupción en los hombres y las bestias. El orgulloso Faraón voluntariamente endurece cada vez más su corazón y rehúsa arrepentirse. Cuántas personas endurecen sus corazones en presencia del milagro más grande de la gracia: el Hijo de Dios quien murió para salvar a los hombres perdidos.

15.- Éxodo 9, 17-35: Una séptima plaga: el granizo. Algunos egipcios temen la palabra de Jehová y ponen sus ganados al abrigo. Hoy día los progresos científicos por medio de los cuales el hombre cree asegurar el control de las fuerzas de la Naturaleza para hacer recordar quién es el dueño del mundo, Dios permite cataclismos naturales que muestran a la criatura su pequeñez y que humillan su orgullo. Dios mide con cuidado la intensidad y la duración de la prueba y no irá más lejos de lo que Él permita.

16.- Éxodo 10, 1-11: Faraón reconoce: "He pecado". A penas cesa el granizo continúa pecando y voluntariamente endurece su corazón. He aquí las langostas que amenazan a un Egipto ya arruinado. José había salvado al país y Faraón lo arruina. Igualmente Satanás arrastra al mundo a su perdición. Satanás procura retener las almas por medio de los afectos naturales, los lazos familiares. Ningún miembro de la familia de la fe, aunque sea pequeño, debe quedar en poder del enemigo. El hogar cristiano forma un todo.

17.- Éxodo 10, 12-23: De Dios no podemos burlarnos. Faraón ha dejado pasar el momento del perdón y Jehová endurece de nuevo el corazón del rey. Luego vienen las tinieblas. El sol, fuente de luz, de calor, de vida, al que adoraban como un dios (Ra), se muestra sin poder ante el Creador del universo. En medio de un mundo sumido en las tinieblas del pecado, el creyente puede disfrutar la presencia de la luz: Cristo, quien hace "morada con él".

18.- Éxodo 10, 24-29; 11, 1-10: Falta la décima, más terrible que todas las anteriores plagas. En esa propuesta reconocemos bien los esfuerzos de Satanás para privarnos del que fue el Sacrificio perfecto. Intenta impedir que gocemos de Cristo. Dios se ve privado de la preciosa ofrenda que esperaba de sus redimidos. Moisés sale "muy enojado", era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

19.- Éxodo 12, 1-16: El pecado merece la muerte, y todos han pecado, tanto los israelitas como los egipcios. Los que pertenecen al pueblo de Dios, un cordero va a morir en su lugar, imagen de Jesús, muerto en el momento fijado por Dios. Nosotros hacemos nuestro ese sacrificio; eso es lo que significa comer la pascua. El cordero asado al fuego es figura de Cristo al experimentar el ardor del juicio divino. Las hierbas amargas corresponden al sentimiento que experimentamos al pensar que Sus dolores se debieron al hecho de que nuestro pecado le condujo allí.

20.- Éxodo 12, 17-27: La levadura, figura del mal, debía ser quitada con gran cuidado. Moisés debía mojar un manojo de hisopo en la sangre del cordero y teñir el dintel y los dos postes de la puerta de la casa. Jehová iba a herir; después, que la sangre tendría el poder de protegerlo juntamente con los suyos. Depende de cómo la estima Dios, y para Él esa sangre es plenamente eficaz para quitar el pecado.

21.- Éxodo 12, 28-39: Una de sus casas los israelitas comen la pascua bajo la protección de la sangre del cordero, afuera, de noche, reinan el terror y la desolación. Es la décima y última plaga, imagen de un juicio infinitamente más solemne, la Palabra llama la segunda muerte, para aquellos que no se hayan puesto al amparo que ofrece las sangre del Cordero de Dios. A través de nuestro celo, de nuestro desapego por las cosas de esta tierra. Estamos dispuestos a salir de un instante a otro hacia nuestra patria eterna.

22.- Éxodo 12, 40-51; 13, 1-10: Dios, para quien la obra de su Hijo tiene gran precio, vela para que ese recuerdo sea perpetuado. Jehová proclama sus derechos sobre el alma que acaba de redimir.

23.- Éxodo 13, 11-22: Los hijos viendo a sus padres comportarse de manera distinta al mundo, les hacen preguntas. Dios recordará ese día en que los tomó de la mano. Tendrán que hacer un gran recorrido. Dios quiere enseñarles, quiere acompañarlo personalmente bajo la forma de columna de nube durante el día y de columna de fuego durante la noche para guiarlo paso a paso y para protegerlo.

24.- Éxodo 13, 1-14: Delante está el Mar Rojo; detrás viene Faraón con sus carros y capitanes. Cuanto más intensa es la dificultad, más ocasión tiene Dios de hacer admirar su poder. Permanecer tranquilo significa no hacer nada y a la vez guardar su espíritu de toda agitación.

25.- Éxodo 14, 15-31: El pueblo ha comprobado que es incapaz de liberarse por sí mismo. La fe obedece y cuenta con Dios. Él siempre quiere ponerse como una pantalla entre nosotros y nuestras dificultades. De día y de noche sus cuidados se ejercen apartando peligros desconocidos.

26.- Éxodo 15, 1-16: Siempre corresponde a la obra de Cristo y a nuestra liberación. La Pascua presenta el lado de la liberación del juicio de Dios contra el pecado, el Mar Rojo ilustra la liberación del poder de Satanás, y a Dios a favor del pecador. Conducidos por Cristo, verdadero Moisés, tiene el privilegio de alabar a Aquel que les ha liberado de las potentes olas de la muerte y del poder del adversario.

27.-  Éxodo 15, 17-27: El pueblo, ya redimido, está en camino hacia la tierra prometida, nuestra carrera cristiana comienza con la conversión y su meta es la gloria. Entre ambos extremos están las experiencias del desierto. La primera de esas grandes lecciones es Mara. Esas aguas amargas, en nuestro camino encontremos circunstancias penosas y decepcionantes, el momento en que comprendemos que esas contrariedades son permitidas para nuestro bien. Encontramos felicidad y consuelo.

28.-  Éxodo 16, 1-12: Pocos días antes, ese pueblo cantaba el cántico de la liberación. Ahora murmura contra Moisés y Aarón. Sus quejas, en realidad, son contra Dios. Si estamos descontentos con los demás, o con las circunstancias en las cuales nos encontramos, en realidad es de Dios de quien no estamos satisfechos. Con una sumisión perfecta, rechazó las sugerencias del tentador.

29.-  Éxodo 16, 13-31: Cristo es el alimento del creyente; da la nueva vida y la sustenta. La cantidad de maná recogido estaba en relación con el apetito de cada uno. Gozamos de Cristo solamente en la medida en que lo deseamos. El maná respondía a las necesidades del día. Cristo debe ser mi alimento, mi fuerza para las necesidades del día. Los hijos de Israel tenían que recoger su porción de maná cada mañana antes de que éste se derritiese con el calor del día. Alimentémonos de la Palabra del Señor desde la mañana, antes de que las ocupaciones del día hayan hecho perder la ocasión de hacerlo. Jesús, el pan de vida.

30.-  Éxodo 16, 32-36; 17, 1-7: El maná escondido, Cristo descendido del cielo como hombre, después resucitado y vuelto a subir al cielo con su glorioso cuerpo, formaba parte de las delicias de Dios. Después del hambre, la sed da ocasión para que ese pueblo vuelva a murmurar. Todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Para dar su agua, hacía falta que la roca fuese herida, como Cristo lo fue en la cruz por la mano de Dios mismo, es el pecado del pueblo, para herir la roca. El maná es la imagen de un Cristo venido del cielo, la roca herida nos habla de un Cristo crucificado y el agua viva representa al Espíritu Santo.

31.-  Éxodo 17, 8-16: Después de ser alimentado y una vez saciada su sed, el pueblo está preparado por Jehová para realizar una nueva experiencia: la del combate con Amalec. Después de ser fortalecidos en el Señor, y en el poder de su fuerza, los creyentes pueden resistir a su enemigos. La cruz fue el combate del Señor solo. En la cuz Él combatía por nosotros, en nuestro lugar, pero ahora Él, el verdadero Josué, combate con nosotros. Cristo, a la vez verdadero Moisés y verdadero Aarón, desde su resurrección y su ascensión está en el cielo intercediendo por los suyos. El resultado de la batalla no depende de la fuerza de los combatientes sino de su fe y de las oraciones del Señor Jesús.

32.-  Éxodo 18, 1-12: Jetro, suegro de Moisés. Personifica a las naciones de la tierra que en un tiempo futuro, se regocijarán con el pueblo de Israel por la liberación de la cual Séfora y sus hijos personifican a la Iglesia. La Iglesia habrá sido alzada de la tierra cuando tengan lugar las tribulaciones y el restablecimiento del pueblo judío. El nombre de Gersón nos recuerda que Cristo, como Moisés, fue extranjero en esta tierra y que la Iglesia también es extranjera en este mundo. El socorro de Dios le está asegurado. Eso es lo que significa el nombre de Eliezer. Experimenta la comunión, con el pueblo rescatado, en la presencia de Dios.

33.- Éxodo 18, 13-27: Jetro aconseja a Moisés para que delegue a otros una parte de su servicio. Este consejo tiene apariencia de sabiduría, pero ¡en realidad desconoce el poder del Espíritu de Dios! Jamás temamos dirigirnos directamente a Él. "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" (1 Pedro 5,7).  Mientras el pueblo de Dios prosigue su camino por el desierto, Jetro vuelve a su país. La vida de fe, la posición de extranjero y de peregrino no tienen atractivo para él. Desgraciadamente, ¡cuántos cristianos se le parecen!

34.- Éxodo 19, 1-15: Después del desierto de Shur y el de Sin, el pueblo llega al desierto de Sinaí. Llevado sobre alas de águilas (símbolo de poder), ha llegado ahora al lugar donde Jehová le va a hacer sus revelaciones y enseñarle de qué manera quiere ser servido. Este capítulo comienza, una nueva parte del libro, reciprocidad espera de este pueblo, el pobre pueblo no se conoce a sí mismo, a pesar de Mara y Meriba. No le necesitará mucho tiempo para manifestar su incapacidad de cumplirla.

 35.- Éxodo 19, 16-25: Israel cree poder hacer todo lo que Jehová pida, le son presentadas Sus santas exigencias. Establece el contraste entre el "monte que se podía palpar" y el de Sion (el de la gracia), al cual somos invitados a acercarnos. es Jesucristo, quien está en el cielo intercediendo por nosotros. Ese temor es la respuesta de nuestros corazones a su inmensa gracia hacia nosotros.

36.- Éxodo 20, 1-17: La ley que Jehová da a su pueblo pone en evidencia la maldad del hombre. El hecho de que tales mandamientos le sean necesarios manifiesta abundantemente la perversidad de su naturaleza. Los cuatro primeros mandamientos conciernen a las relaciones del hombre con Dios: un Dios único, Santo, quien es Espíritu, según el quinto mandamiento, los padres son los destinatarios del honor. Cuatro mandamientos tratan de las relaciones con nuestro prójimo en la vida en sociedad, el último nos concierne a nosotros mismos sondea nuestro corazón para descubrir nuestros deseos más íntimos, el resumen de la ley es el amor. En esta sentencia se resume; Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

37.- Éxodo 20, 18-26; 21, 1-6: A éste ya no se le pide que haga algo, sino que crea en Jesús, quien lo ha hecho todo en su infinito amor, Cristo pagó el precio necesario. Su sangre vertida y sus heridas son la prueba de ello; proclamarán durante la eternidad el despojamiento voluntario de Aquel que tomó "forma de siervo" y
hasta en la gloria se complacerá en servir a los suyos. 

38.- Éxodo 21, 7-36: El fiel Siervo de Jehová vino para introducir lo que la sobrepasa la ley. El Señor quiere que comprendamos más profundamente cada día la gran maldad de nuestro corazón.

39.- Éxodo 22, 1-31; 23, 1-5: Dios prevé todo lo que puede acontecer y penetra en las circunstancia smás ordinarias de la vida de los suyos. Nosotros, los cristianos, tenemos en la inagotable Palabra de Dios, junto con las verdades fundamentales respecto a nuestro Salvador y nuestra salvación. El Espíritu Santo nos ha sido dado. Él habita en el creyente y le hace conocer la voluntad de Dios para todos los detalles de su vida diaria.

40.- Éxodo 23, 6-19: Jehová se ve en la obligación de decir a su pueblo: "No matarás al inocente y justo", orden que, desgraciadamente, se verá más que justificada. Dios muestra el cuidado que tiene de toda su creación. "Ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías" (Deuteronomio 26, 2).

41.- Éxodo 23, 20-33: Jehová prodiga cuidados y le proporciona un conductor al pueblo de Israel. Pues, su Ángel lo instruye acerca del final de su peregrinaje. Y Dios ha provisto hoy para el pueblo cristiano en la tierra un compañero de viaje: el Espíritu Santo

42.- Éxodo 24, 1-18: El primer pacto es inaugurado y sellado con sangre (Heb 9, 18). Jehova muestra un poco del resplandor de su gloria a los ancianos de Israel. Ven debajo de sus pies, la gloria de Jesucristo aparece en el cielo. Sobre la base de la obra cumplida por Cristo y de su presencia a la diestra de Dios, ellos están en la gloria como en su hogar. Moisés sobre otro monte: el de la transfiguración, donde será testigo, junto con Elías y tres de los discípulos de la gloria del Señor Jesús (Lc 9, 28-36).

43.- Éxodo 25, 1-22: Aquí empiezan las instrucciones al culto. El tabernáculo es la "figura y sombra de las cosas celestiales" (Hebreos 8, 5). Y trata de las verdades básicas de nuestra salvación y el lugar que ocupan en el orden divino. El arca ocupa el lugar central que representa a Cristo y es el centro de todos los consejos de Dios. Era de madera de acacia (árbol de suelos áridos, incorruptible y figura de la humanidad de Cristo, Isaías 53, 2) recubierta de oro, emblema de Su deidad. El propiciatorio de oro puro que servía de cubierta al arca nos habla de un Dios hecho propicio, satisfecho por la sangre que era representada (Rom 3, 25). Si bien, los querubines de la gloria nos hablan de los profundos y divinos misterios que allí se encuentran. 

44.- Éxodo 25, 23-40: La mesa del arca representa a Cristo llevando continuamente a los suyos ante la presencia divina. La cornisa y la moldura del arca de alianza nos hablan de gloria y protección que es la imagen de la totalidad del pueblo de Dios y los utilesillos de oro puro nos da seguridad de que Cristo nos sustenta en nuestro servicio. El candelero de oro puro es el emblema de Aquel que fue "la luz del mundo". Las siete lámparas de oro, figura del testimonio según Dios que corresponde hoy a la Asamblea. Para mantener el resplandor de las lámparas, es necesario el empleo de despabiladeras es la  imagen de los continuos cuidados de nuestro Sumo Sacerdote.

45.- Éxodo 26, 1-14: Tres objetos imprescindibles son el arca, la mesa y el candelero que hacen la descripción acerca del tabernáculo. La primera cubierta se llama el tabernáculo, que estaba tejida con hilos de diferentes colores. El lino torcido ilustra siempre su humanidad perfecta, el azul su carácter celestial, la púrpura su gloria universal, el carmesí su realiza sobre Israel. La segunda cubierta (la tienda) de pelo de cabra, la tercera de pieles de carneros y la cuarta de pieles de tejones sugieren respectivamente la separación, la consagración y la vigilancia

46.- Éxodo 26, 15-30: Las anchas tablas de madera de acacia cubiertas de oro sobre basas de plata, figura de los rescatados sobre la redención nos habla la plata y la justicia divina (el oro). El carácter divino el que debe brillar y las tablas juntas resistieron el embate del viento. Además hacían falta las barras, los agradables vínculos del afecto fraterno. "un solo Espíritu" une a todos los rescatados por el Señor que forman un cuerpo para resistir a "todo viento de doctrina" y a los esfuerzos que el enemigo hace para derribarlos (Efesios 4, 2-4 y 14-16; 1Corintios 10, 12). Unidos por su alto y perfectos vínculos de la comunión de los cristianos entre sí.

47.- Éxodo 26, 31-37; 27, 1-8: el tabernáculo contaba con un lugar santísimo inaccesible, se encontraba sólo el arca del testimonio separado por su velo que representaba la humanidad de Cristo (Hebreos 10, 20). Y estaba erigido el altar de bronce (Cristo hecho hombre para poder sufrir y morir).

48.- Éxodo 27, 9-21: El atrio es una especie de gran patio cerrado, testimonio práctico de pureza acompañado por sufrimientos a causa de la justicia y descansa sobre basas de bronce. Es el poder interior de tal testimonio del Espíritu Santo. 

49.- Éxodo 28, 1-14: Aarón es un tipo de Cristo bajo su carácter de sumo Sacerdote. Él era el portavoz del pueblo ante Jehová, como Cristo lo es ahora ante Dios. El Espíritu Santo nos llena de sabiduría para poder examinar las diferentes partes de estas vestiduras. El efod era una especie de túnica sin mangas y elemento principal y característico. Lo llevaban como memorial, grabadas de una manera imborrable, los nombres de las doce tribus de Israel. Es una bella imagen en que Cristo sostiene y lleva a sus rescatados. 

50.- Éxodo 28, 15-30: El pectoral sobre el corazón de Aarón, somos el objeto de su incesante ternura. Los nombres estaban escritos "como grabaduras de sello" (Cantares 8, 6; Hageo 2, 23). "Continuamente" es una palabra que nada puede hacer que los rescatados por el Señor se vean privados de Su fuerza (Jn 10, 28). Los rescatados del Señor reflejamos diferentes rasgos morales de Jesús, uno es precioso para Su corazón. Cuando estemos a punto de criticar a un hermano, acordémonos de que el Señor lo ama. Todas esas joyas - los creyentes - tenían que ser labradas y pulidas, constituyendo el paciente trabajo del Espíritu Santo

51.- Éxodo 28, 31-43: El manto azul que Aarón debía llevar bajo el efod nos habla del carácter celestial de nuestro Sumo Sacerdote. Cristo ha sido hecho más sublime que los cielos (He 7, 26). Es decir, son "hermanos juntos en armonía". Las campanillas nos hacen pensar en lo que debemos oír en la vida de los hijos de Dios. Su tintineo era la prueba de que el sacerdote estaba vivo. Las granadas representan el fruto: lo que se debe ver en la vida de los santos si están vinculados a la "vestidura" del Hombre celestial. Cristo ante Dios en su absoluta santidad, quien tiene sobre su frente la lámina de oro fino con la inscripción "Santidad a Jehová".

52.- Éxodo 29, 1-18: Aarón representa a Cristo; como tal es ungido aparte y acompañado de sus hijos, vemos a Cristo con los suyos. Es preciso que vayamos a Dios con el sacrificio excelente que expía nuestros pecados. Nuestro cuerpo limpio requiere vestiduras limpias (Zac, 3, 3-5) Sólo vistiéndonos del Señor Jesucristo podremos realizarlo (Rom 13, 13). 

53.- Éxodo 29, 19-30: La ceremonia continuaba, pues los hijos de Aarón  estaban consagrados, dedicados al servicio de Jehová. La familia de Aarón ejercía el sacerdocio de obediencia, acción y marcha. Santificadas para ser puestas a disposición de Dios por medio del poder del Espíritu Santo. 
"Consagrar" significa literalmente "llenar las manos". Es decir tener la necesidad de ser llenados por Dios antes de poder "mecer" la ofrenda (Cristo) ante Él. 

54.- 

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