CATEQUESIS FENOMENAL












Recursos para empezar o ampliar la escuela dominical (Catequesis dominical)













El propósito es la evangelización con la ayuda del espíritu santo que los niños y adolescentes posean un conocimiento general de todas las Escrituras. El plan de Dios es la educación bíblica, se centra más en el corazón de los evangelizados más que simples conocimientos intelectuales.

Los maestros son las personas más adecuadas para adaptar las lecciones a cada clase. 

La obra de los niños: nuestro fundamento bíblico
  - Mandato evangélico
 - Educación crística: Jesus alaba a los pequeños para salvarlos
 - Del Antiguo Testamento: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22, 6)
 - Y de las epístolas: "Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús" (2 Timoteo 3, 15) 

Sugerencias prácticas para empezar la catequesis dominical:
     - Organizar el horario de acuerdo con la nueva congregación dominical.
     - El primer día: esfuerzo para reunir a un mayor número de niños posibles.
     - Reunión: animar mediante cartas o tarjetas de invitación, visitas personales, recogida de los niños en furgonetas.
     - Listas de asistencia: planificar un sistema de premios por asistencia habitual y buen comportamiento.
     - Presentación y complementos visuales: elegir carteles, medios audiovisuales, etc.
     - Himnos y música deberán ser adaptados a la mentalidad infantil y adolescente. 

Lista de comprobaciones para los maestros:

   - Leer el pasaje bíblico.
   - Verificar el tener un verdadero interés personal por la clase.
   - Preparar complementos visuales para la lección.
   - Pensar en cómo presentar la lección.
   - Hacer apuntes propios con epígrafes: aportan libertad y fluidez.
   - Examinar el contenido de la lección. 
   - Pedir la bendición del Señor en cada uno de los diferentes 
     aspectos del trabajo.

El Evangelio según San Marcos (Primera Parte)
Los milagros que demuestran el poder de Jesús

El Evangelio según S. Marcos:

     I. El Poder de Jesús: los milagros y su enseñanza.
     II. Oposición a Jesús: incidentes que enfrentaron a Jesús y su
          semejanza con nosotros mismos.
     III. Beneficios y pérdidas por seguir a Jesús: ejemplos y ense-
           ñanza del relato evangélico.  

LECCIONES SOBRE EL PODER DE JESÚS 

1.- El poder de Jesús sobre la Naturaleza: milagros asombrosos sobre la naturaleza.
La tormenta apaciguada (Marcos 4, 35-41): Haz ver a los niños el tremendo significado de este acontecimiento único y asombroso. Desterrar la idea de los milagros como cuentos de hadas en el lenguaje infantil. Háblales de Cristo desde el corazón mismo. De nada sirve mostrar nuestra hipocresía que los niños se darán cuenta enseguida, hay que ser sincero con el mensaje que el Espíritu Santo le ayude. Lo dividimos en varios símbolos:
a. Empieza el viaje, b. Una embarcación frágil, c. ¡Peligro!, d. Nuestra confianza puesta a prueba. e. El enorme poder de Jesús, f. Su poder hacia nosotros y g. Nuestra incredulidad pecaminosa.

2.- El poder de Jesús sobre la muerte: rescate de nuestra muerte espiritual.

La Hija de Jairo (Marcos 5, 21-43). Jairo llegó a Jesús con humildad, con espíritu desesperado e insistió. Entonces, Jesucristo decide ir a visitar a la Hija de Jairo aunque con cierto retraso para ayudar a alguna mujer. Entonces, la encontró muerta, pero Jesús devuelve la vida, el milagro más grandioso y maravilloso. Nos demuestra que estamos muertos en pecado y nos convertimos por el poder milagroso de Cristo.

3.- El poder de Jesús sobre el diablo: liberación de las asechanzas del diablo. 

El hombre de Gadara (Marcos 5, 1-21). Un hombre poseído de demonio estaba a las orillas del río Gadara. La gente lo rehuía por los accesos de ira y blasfemos. Pero Jesucristo con la bondad y cuidado expulso al diablo, diciéndole sal y vete. Entonces, el hombre se curó. Di a los niños que acudan al Salvador, Jesús que con su poder frena los intentos del demonio para continuar las malas tentaciones.

Tal como soy, sin más decir
que a otro yo no puedo ir;
y Tú me invitas a venir,
bendito Cristo, heme aquí.

Tal como soy, en aflicción,
expuesto a muerte y perdición;
buscando vida y perdón,
bendito Cristo, heme aquí.

Nada es demasiado difícil para Jesús: Recuerda a los niños que los problemas que escapan al control humano son fáciles de resolver para el Salvador. Durante siglos las personas han investigado y han luchado para acabar con todas las injusticias en este mundo, pero sin resultado alguno. Pero, a los que acuden y suplican al Salvador ha sido posible los milagros para apartar y sanar contra el dominio del diablo en este mundo.
El Señor no s pide también, cuando somos conversos, que vayamos al mundo y llevemos el Evangelio a otros que tienen gran necesidad de él:

Hallé un buen Amigo,
mi amado Salvador;
cantaré lo que Él ha hecho para mí:
Hallándome perdido
e indigno pecador,
me salvó, y hoy me guarda para sí.
Me salva del pecado,
me guarda de Satán,
promete estar conmigo hasta el fin,
Él consuela mi tristeza,
me quita todo afán.
Grandes cosas Cristo ha hecho para mí.

4.- El poder  de Jesús sobre nuestras necesidades: sucesos milagrosos extraordinarios. El relato sobre la multiplicación de los cinco panes y los dos pececillos que eran de un "muchacho" de la multitud, si bien, Cristo veía como un gran rebaño de ovejas susceptibles de ser apartadas de Dios por Satanás; susceptibles de ser tentadas por todas las emociones y novedades de este mundo. Jesús vio la necesidad apremiante de enseñar a las personas. Este muchacho se tomaba en serio lo que escuchaba y veía. Jesús, el Cristo, hacía grandes milagros para ayudar a las personas a creer, no para entusiasmar e impresionar. Los verdaderos creyentes pueden tener una profunda influencia en las manos del Señor. La comida del muchacho para satisfacer a una gran multitud. Cada esfuerzo por el Señor puede convertirse en una gran bendición y ser multiplicada por Cristo para ayudar a almas necesitadas. Él vino a conceder a todos aquellos que ven su necesidad.

5.- El poder de Jesús sobre la enfermedad: Cristo tiene autoridad para curarnos de la enfermedad del pecado.

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